martes, 15 de diciembre de 2015

HISTORIA

Toda la informacióm histórica de la villa de San Adrian


San Adrián es un municipio de la Comunidad Foral de Navarra  situado en la Ribera Alta y en la Merindad de Estella El municipio está situado en la Ribera Alta de Navarra tiene 20,91 Kilómetros cuadrados, Está en la margen izquierda del río Ebro, formando frontera con la Rioja con la cual se comunica mediante un puente, que la une con Calahorra. La localidad se encuentra entre tres ríos, el Ebro, y su afluente el Ega y el río Arga ( razón por la que a sus habitantes se les conoce como aguachinaos), entre los que se extienden amplias bandas de terreno de aluvión. Una buena red de canales y acequias distribuyen las aguas para el riego mientras que el poco secano existente se destina primordialmente al espárrago.


En una ermita al Santo Adrián prendió el milagro que desde el siglo XI recuerdan los adrianeses como el origen de su historia y que hizo que la Reina Urraca recobrara la vista como premio a su fe y a su oración. Las Santas Reliquias nos recuerdan cada año este acontecimiento.


Humilde villa en la mayor parte de su historia, San Adrián aumenta su población de forma muy notable desde principios del siglo XX. La industria conservera, aprovechando la alta calidad de los productos del campo, prolifera de manera extraordinaria 



Cuenta hoy San Adrián con algo más de seis mil habitantes. La agricultura, junto a la industria agroalimentaria, del metal, y manufacturera de lo más variado ocupa la mayor parte de la mano de obra de su población. Los servicios reivindican cada vez más su lugar en la actividad económica de la villa. Todos estos factores la convierten en la principal población de la Ribera Media de Navarra y le dotan de una cierta prevalencia en la zona. Sede de la Mancomunidad de Servicios Sociales y del Laboratorio del Ebro, cuenta con Notaría, Mutualidades laborales, comercio estable, plazas hoteleras, instalaciones municipales polideportivas con piscina cubierta y gimnasio, etc., servicios todos ellos que contribuyen a hacer de nuestro pueblo un buen lugar para vivir.


El espíritu emprendedor, la hospitalidad, su carácter llano y directo, y una cierta socarronería ribera hacen de los adrianeses un grupo humano singular, abierto y sin complejos.

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